El
ejercicio físico, ya sea de corta o larga duración, contribuye a establecer un
bienestar mental, mejorando la autonomía de la persona, la memoria,
rapidez de ideas, etcétera, y promoviendo sensaciones como el optimismo o la
euforia, al tiempo que se mejora la autoestima de las personas, lo
que produce beneficios en diferentes enfermedades como la osteoporosis,
la hipertensión o las crisis diabéticas.